Fue un día inolvidable para todos, el corazón en un puño y las miradas puesta en su dulce cara. A las 20h la cruz parroquial estaba apostada en la puerta de la iglesia, la procesión estuvo muy nutrida por hermanos y feligreses. A continuación salia la Virgen portada por sus costaleros. El recorrido fue corto y nos quedamos con ganas de seguir a pesar de no llevar música. Al finalizar la procesión disfrutamos de una cena conviviendo todos juntos como lo que somos una gran hermandad y una gran familia. Agradecer al equipo parroquial la solemnidad que le dio a tan magno evento y por supuesto a los hermanos y feligreses que disfrutamos todos de lo mas importante, que es la compañía de nuestra madre María.