Palabras de nuestro capataz D. José Vargas Spínola en el homenaje a D. Ramón Castro Núñez
Mi intervención en el homenaje a Ramón Castro Núñez. Capilla de Montserrat (Sevilla). Diciembre 2011
Dijo el escritor argentino Faustino Sarmiento que “ los discípulos son la biografía del maestro”.
Si esto es así, la capilla de Montserrat se encuentra esta noche repleta de capítulos del libro de la vida de un maestro, de una persona de cuya fuente todos los aquí presentes hemos bebido, del que todos y cada uno de nosotros hemos sacado el provecho de la enseñanza, y al que todos tenemos que estar agradecidos.
Su persona ha congregado esta noche aquí a gente muy variada, gente con la que ha compartido experiencias muy dispares. Con algunos inició la aventurada creación de las primeras cuadrillas de costaleros hermanos, con otros compartió trabajadera bajo las ordenes de capataces antiguos, a otros mandó con su voz y su martillo, a otros nos dio la oportunidad de tomar nuestra alternativa de negro, y a otros tantos aún tiene la dicha de mandar al golpe de un llamador con sones valencianos.
De todos, estoy seguro que aprendió, pero principalmente a todos nos enseñó. Como un buen maestro. Y por sus enseñanzas perdurará por siempre en la mente de todos nosotros, sus discípulos, porque como dijo el escritor “ enseñar es un ejercicio de inmortalidad “.
Son muchos los recuerdos que guardamos todos los presentes de nuestra relación de amistad con nuestro homenajeado.
Fueron muchos los buenos momentos vividos, pero también fueron muchos los malos ratos que compartimos, y precisamente son esos, los malos, los que afianzaron por siempre nuestros lazos de unión. No olvidemos que eran tiempos distintos a los de ahora, tiempos en los que mantener una cuadrilla de costaleros era una tarea árdua, muy difícil. Pero por muy difícil que fuera…..ahí estaba el maestro. Siempre trabajando, dándoles vueltas y vueltas a su cabeza las 24 horas del día, porque su compromiso con las Hermandades, había que llevarlo a buen puerto le costase lo que le costase.
Hoy en día, muchos de los aquí presentes seguimos caminando por la senda que un día nos marcaste, por el camino que tu dedo nos señaló como el más seguro, el más honesto.
Son muchas las ocasiones en las que Pope y yo, en los ensayos de nuestra cuadrilla, recordamos a nuestros antecesores. Y recordamos al maestro como una persona valiente, atrevida, audaz, incluso en ocasiones osado. Recordamos su particular forma de ser y de ver la vida, su bohemia, su peculiar sentido del humor. También recordamos y valoramos su continuo ejercicio de entrega, su capacidad de sacrificio, su buena voluntad.
Y por todo ello, por compartir con nosotros tus penas y tus alegrías, tus luces y tus sombras, tus éxitos y derrotas, te damos las gracias maestro.
Porque es de buen nacido ser agradecido. Porque si hoy tengo el honor y el privilegio de figurar en la nómina de capataces de Sevilla, es gracias a ti. Porque fuiste tú quien me dio la primera oportunidad de vestir el terno negro, de tocar el martillo y dar mi primer ¡ a esta es…!
Porque fue tu mano la que me trajo a las plantas de mi Cristo de la Conversión.
Porque gracias a ti y emulando las palabras del César Romano: llegué, ví y fui vencido por la profunda mirada del Stmo. Cristo de la Conversión y los ojos inmaculados de nuestra Bendita Madre de Montserrat.
Fui atraído, imbuido por la poderosa imagen de un Cristo crucificado, un Cristo del que nunca me cansaré de decir que tiene magnetismo espiritual a través de su mirada, a través de la humildad de su rostro.
Hoy me siento dichoso de rezarle a Cristo con distintas improntas en mi corazón: con tez morena abrazado a la Salud de su madero, en el regazo de una madre proclamando su Providencia y clavado a una cruz con figura erguida ofreciéndonos en su diálogo nuestra Conversión.
Estos son algunos capítulos de la biografía del maestro. Si dirigimos nuestros ojos a los asistentes, podemos leer tantos capítulos de su biografía como personas han asistido a este acto de homenaje.
Podemos leer el esfuerzo, el tesón, el cariño y la entrega hacia tantas Hermandades sevillanas y en especial hacia su Hermandad de la Candelaria. La ilusión y dedicación a la Hermandad de la Vera Cruz de Sanlúcar la Mayor.
Y actualmente su preocupación y su desvelo por el buen caminar y el buen destino de su querida Hermandad del Gran Poder de Valencia, fundada por su hijo Ramón y encabezada actualmente por su nuera Gracia.
Querido Ramón Castro Núñez, o mejor dicho, mi querido “Caña”: Lejos de oficialidades y formalismos, la intención de este acto no es otro que el reconocimiento por parte de un grupo de personas encabezado por tu familia, a tu trayectoria como cofrade. Reconocerte como un gran impulsor y mantenedor de la afición del mundo del costal y de la trabajadera. Reconocer tu labor y entrega abnegada a tu Sevilla Cofrade. Reconocer en tu persona el más profundo sentido de la palabra amistad, haciéndole honor a la frase que dice “ La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad “.
Sin más dilaciones, recibe de tus amigos y de tu familia este fuerte aplauso que tienes muy, pero que muy merecido.
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